Lecciones de vida. Una historia que los políticos peruanos deberían tener en cuenta

Los ciudadanos que deciden ingresar a la política para involucrarse en actos de corrupción deberían tener en cuenta la columna que publica hoy Ricardo Vásquez Kunze en el diario Correo y leer también la entrevista que publicó ese mismo diario hace un par de días.

Se trata de la historia de Moisés Wolfenson, el dueño los diarios chicha que vendió su alma al fujimontesinismo y que ahora purga prisión efectiva hace dos años.
Vásquez Kunze cuenta que el pasador martes por la noche recibió una llamada de Moisés Wolfenson desde un teléfono público en el penal de San Jorge. "Sinceramente se me hizo un nudo en la garganta cuando, tras mil rodeos, el otrora todopoderoso magnate de la prensa chicha me pidió ayuda, vacilante. Se me han cerrado todas las puertas, me dijo con un hilo de voz. Y luego de un silencio espantoso se disculpó por ponerme en una situación comprometida. Quedé conmovido. Un hombre orgulloso que hace esfuerzos por no llorar le parte el corazón a cualquiera", relata con estrema crudeza.

El columnista de Correo comenta que Moisés Wolfenson "lleva ya cinco años preso, pagando por sus delitos. Tres años privado de su libertad en su casa y dos tras las rejas de un calabozo. Su sentencia, sin embargo, fue de cuatro años".

Vasquez Kunze piensa que Wolfenson debería ya ser excarcelado porque ya cumplió su justa condena si se toma en cuenta los tres años de "jaula dorada" o prisión domiliciliara.

Vasquez Kunze termina su artículo dándole un consejo a Moisés Wolfenson: "Cuando salgas, que espero sea pronto, dedícate a tu familia y retírate definitivamente de la vida pública. Ahí estás acabado. No vuelvas a las andadas y repudia de corazón al fujimorismo que es lo mismo que repudiar de corazón la corrupción. No te olvides de que por eso estás donde estás". ¿Fuerte, no?

Pero Ud. se preguntará por qué precisamente Wolfenson llamó a Vásquez Kunze. Este explica en el mismo artículo que lo conoció porque trabajó en el diario La Razón desde enero del 2003 hasta octubre de ese mismo año.

Vásquez Kunze también hace un interesante mea culpa que los periodistas debemos tener en cuenta: "Fue el peor error que he cometido en mi vida, un error que hasta ahora estoy pagando. Ahí fue que conocí, ya con arresto domiciliario, a Moisés Wolfenson. Nada de lo que se me dijo para convencerme de trabajar ahí se cumplió, es decir, hacer de un pasquín un diario serio. Fui ingenuo, lo confieso".

Las declaraciones que Moisés Wolfenson dio a Correo expresan también un arrepentimiento, que no sabremos si es sólo consecuencia de los golpes del encierro o fruto de una sincera reflexión.

Wolfenson reclama "un poco de sensibilidad, lógica y racionamiento" y no acepta que tenga que pasar seis años privado de su libertad pese a que sólo fue condenado a cuatro años de prisión efectiva. "Ahí hay un exceso, no es justo, no sólo yo me he visto afectado, sino también mi esposa y mis menores hijos a quienes no veo crecer. No pido que me declaren inocente. Yo soy consciente de que he sido sentenciado y condenado. Para el Poder Judicial y para la sociedad soy culpable".

Wolfeson termina admitiendo sus delitos y asegura estar realmente arrepentido: "Yo cometí un error, no es la primera vez que lo digo. Vejé verdaderamente a personas, se difamó honorabilidades a través de los periódicos que eran de propiedad de mi familia. Yo soy responsable, esto lo asumí y lo enfrenté a la justicia. Ahora sé que estuvo mal y que no debe volverse a repetir. Sé que he sembrado vientos y hoy me tocó cosechar tempestades".

Una última cosa. Sería conveniente que estas reflexiones también los tomen en cuenta sus hermanos y el actual director de La Razón Uri Ben Schmuel.

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