Ideele acaba de publicar este revelador caso que demuestra una vez más que en el APRA no se debe confiar.
El Gobierno deja sin protección a Benedicto
Jiménez, el policía que capturó a Abimael
Hoy, 12 de setiembre, se cumplen quince años de un hecho que cambió la historia del Perú: la captura del máximo líder senderista Abimael Guzmán. El arresto de Guzmán, el “Presidente Gonzalo” para sus huestes fanatizadas, significó un golpe devastador y decisivo que paralizó y derrotó al sangriento Sendero Luminoso, protagonista de la más dura guerra interna en la existencia del país.
El arresto fue la culminación del ejemplar trabajo policial del GEIN, el pequeño grupo creado por el entonces mayor Benedicto Jiménez, a principios de 1990. Sin torturar a nadie, sin exceso de fuerza ni brutalidad, utilizando el conocimiento del senderismo, eficaces técnicas de seguimiento y un magnífico trabajo de inteligencia, Jiménez y el GEIN lograron en dos años revertir el curso de la guerra y conseguir la victoria.
No es exagerado decir, por eso, que el país tiene una deuda con el GEIN y con Jiménez que nunca podrá pagar. Pero algo de gratitud y un mínimo de retribución es lo menos que se puede pedir incluso de un país legendariamente ingrato.
Pero, quince años después, Benedicto Jiménez no está para celebraciones y, peor aún, ni siquiera se encuentra en el país, porque, según fuentes con conocimiento de causa, ha tenido que partir al extranjero empujado por su familia, que teme sufra un atentado contra su vida.

En los últimos meses, el coronel Jiménez solicitó en dos oportunidades al ministro Luis Alva Castro que se le restituya el servicio de protección policial que le venía dando la Dirección contra el Terrorismo. Su primera carta es del 15 de marzo y la segunda, del 20 de junio. En ambas pide un nivel más bien modesto de protección
“hasta que se pudiera neutralizar cualquier probable atentado terrorista contra mi persona o mi familia más directa”.El ex jefe del GEIN explicó al ministro que él y su familia recibían, continuamente, llamadas telefónicas amenazantes y mensajes del mismo tipo dejados en su domicilio. Pidió tomar en cuenta que él es testigo de excepción en el megajuicio contra Abimael Guzmán, y que, además, su testimonio, ante la Primera Sala Anticorrupción, en el proceso que se le sigue al Grupo Colina había servido para traer abajo el argumento de que éste fue un factor clave, o siquiera de alguna importancia, para la captura del líder senderista y para la pacificación nacional.
"En este caso" escribe Jiménez, "el último testimonio lo vertí hace 15 días en la Primera Sala Anticorrupción y ha servido para esclarecer y traer abajo la tesis esgrimida por el líder del Grupo Paramilitar Colina (...) Martín Rivas, argumento de su defensa, que la estrategia que aplicaron que incluye la eliminación de terroristas, fue relevante para la captura de Guzmán o para el proceso de la Pacificación Nacional".
"Al rendir testimonio de que nada tiene ver esta estrategia con la Pacificación Nacional y la captura del líder terrorista, Abimael Guzmán, el 12 de setiembre de 1992" continúa JIménez en su carta, "como era de esperarse, se incrementaron las llamadas amenazadoras ya que no fue nada del agrado mi testimonio sobre este grupo que está siendo procesado por la matanza de La Cantuta y Barrios Altos, principalmente a su líder (...) Martin Rivas, donde remarqué de que la única estrategia válida había sido la que aplicó el GEIN-DINCOTE, creado por el suscrito el 5 de marzo de 1990, durante las postrimerías del primer período del gobierno aprista y gracias al apoyo del ex ministro del Interior, Agustín Mantilla y del ex Teniente General PNP Fernando Reyes Roca".
“Le expreso a usted que soy enemigo de ocasionarle gastos al Estado para mi seguridad personal, pero me he visto obligado a acudir a usted para tranquilidad de mi familia”, dice la carta del 20 de junio.
Sin embargo, increíblemente, Alva Castro nunca respondió sus cartas, ni se contactó con Jiménez, ni ordenó hacerlo, ni mucho menos dispuso que se le restituyera la seguridad. Es decir, lo ignoró por completo.
“La negativa y el silencio suyo me ha causado profunda decepción” escribió Jiménez a Alva Castro
Es cierto que el coronel es un hombre polémico. Como candidato a la alcaldía de Lima por el partido Aprista, reveló que había guardado audios de las conversaciones entre el general Ketín Vidal con Guzmán para protegerse del hostigamiento del ex ministro del Interior. Luego, cuando se desempeñaba como jefe del INPE, la prensa reveló que Jiménez había entregado a un allegado de Lupe Zevallos, con quien trabajó en Panamá, una lista de los agentes de la Policía que seguían al narcotraficante Zevallos. Ante el escándalo, Jiménez se vio obligado a renunciar.
Pero ni excentricidades ni errores ni desatinos erosionan el inmenso mérito histórico del fundador y jefe del GEIN.
Al cierre de esta nota, la familia de Jiménez trataba de hacer llegar al premier Jorge del Castillo una carta del coronel. En ella, lamenta que el APRA le de la espalda en estas difíciles circunstancias:
“… el ministro del Interior, me ha hecho comprender que la palabra “confraternidad”, que enseñara el maestro y fundador del aprismo, Víctor Raúl… está más vacía que nunca, para mí, al menos carece de significado”.benedicto jimenez+
Alan García+
alva castro+
apra